Con nuestro mecánico de confianza, cuando tocaba la
revisión del coche; con el carnicero del barrio, casi todas
las semanas; con nuestro profesor particular, la víspera de
los exámenes; con el casero, todos los finales de mes; pero
cuando más guapa se ponía, era para visitar a papá en un
pueblo que se llamaba Visavis.
Luis González Lasierra
http://bit.ly/X8QiaS
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