A un costado de la vía muerta, cerca de la estación del ferrocarril, hay un galpón abandonado, y en el fondo del galpón unos paquetes sucios mal envueltos, y al lado de los paquetes una vieja cubierta de trapos y sentada en el suelo.
Por la puerta abierta del galpón entra el sol y entra un gato que se sienta y prolijamente se lava la cara.
Desde dentro del montón de trapos que la envuelven, la vieja recuerda una de sus cosas de vieja: “Cuando un gato se lava la cara, vienen visitas, si se pone una escoba detrás de la puerta, la visita se va”. Pero en el galpón no hay escoba y la visita parada en la puerta tapa el sol y el galpón se oscurece, y la vieja se enfría dentro de su montón de trapos.
Ángel J. Reta
fuente: http://minisdelcuento.wordpress.com/
jueves, 27 de junio de 2013
Por no tener una escoba
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