martes, 30 de agosto de 2011

Un libro con mil diecisiete cuentos

El hombre que quería publicar un libro con mil diecisiete cuentos
—Lo siento —le dijo el editor—, pero acabamos de cerrar un contrato para publicar un libro con mil dieciocho cuentos.
—¿Todos del mismo autor? —preguntó el escritor.
—Oh, sí. Son del tipo ese que ha inventado el Sudoku de Rubik y el Tetrisudoku… ¡Pero… ¿qué hace?! ¡Deje de darse cabezazos contra la pared, que me la va a manchar de sangre!

Alberto Ramos.



domingo, 28 de agosto de 2011

Ven..

Ven, ven, quien quiera que seas:
Trotamundos, fiel, amante del amor:
¿Qué importa?
Nuestro camino no es de desesperanza.
Ven, aun si has roto tus promesas
cientos de veces:
Vuelve, ven de nuevo, ven.

Jelaluddin Rumi.


sábado, 27 de agosto de 2011

La vela

"La vela no está allí para iluminarse a sí misma"

Nawab Jan-Fishan Khan



viernes, 26 de agosto de 2011

Saludable

Ese día se despertó muy saludable.
Así que todo el mundo lo saludó.

Hector Ugalde UCH.


martes, 23 de agosto de 2011

Madre

Ninguno de los planes con que Piero intentó asesinar a su madre había dado resultado. Otros planes de mayor audacia tenían el problema de que eventualmente la policía podría descubrir al culpable.


Una mañana de invierno Piero terminó de imaginar el plan definitivo. Fue al puente y se lanzó. Su cadáver fue recuperado en la ribera, cien metros hacia abajo, a los dos días.

El plan era perfecto. Una semana más tarde su madre moría de tristeza.

Jorge Gómez Jiménez.

sábado, 20 de agosto de 2011

Relato sobresaliente

El argumento estaba muy plano y los personajes muy acartonados.
Le agregó un conflicto de fondo con muy hondas emociones y dejó que los protagonistas emergieran.
La historia adquirió profundidad.Tanta, que ahora es en 3D.

Hector Ugalde UCH.


viernes, 19 de agosto de 2011

Ningún náufrago

Hace veinte años que esperaba una señal y una avioneta se estrelló ayer en la isla. Cuando se apagó el fuego pude contar los cuerpos: cuatro hombres. Los senté y les conté mi historia: lo que he comido, donde he dormido, lo que he pasado desde que el yate perdió el mástil.


Hoy la radio aún emite una señal de SOS, por eso, esperanzado, coloqué los cuerpos como estaban, destruí mi cabaña, me afeité y me puse ropa limpia. Quiero dejar de ser un náufrago. Cuando estire la mano y toque la llama, mi cuerpo bañado en queroseno contará la historia de cinco muertos en accidente aéreo. Ni una palabra de un náufrago.

Raúl Sánchez Quiles.


martes, 16 de agosto de 2011

Amor dormido

Se acerca a la bella durmiente y la besa.
Espera....
Llora y se aleja...
El doctor trata inútilmente de reconfortarlo.
La magia del amor no es suficiente en estos tiempos...

Hector Ugalde UCH




domingo, 14 de agosto de 2011

Cotidiana

Tras una discusión, coloqué a mi mujer sobre la mesa, la planché y me la vestí. No me sorprendió que resultara muy parecida a un hábito.

Miguel Gomes.



viernes, 12 de agosto de 2011

Algo me dice...

Algo me dice...
que escucho voces...

Hector Ugalde UCH.





miércoles, 10 de agosto de 2011

Precavido

Para este verano me previne con un paquete de corazones desechables.

Guillermo Osuna.




Extracto...

FIN
(extracto de un libro que algún día escribiré)

Hector Ugalde UCH




lunes, 8 de agosto de 2011

Malos consejos

Por consejo del hechicero, tallo una figura de madera con la forma exacta de su enemigo. La quemó en el campo, de noche, bajo la luna. Atraído por el resplandor de la hoguera, su enemigo lo descubrió y lo mató de un lanzazo.

Ana María Shua.




domingo, 7 de agosto de 2011

Palabras empalagosas

Agradecería tus dulces palabras,
si no fuera porque sé que tú sabes
que soy diabético...

Hector Ugalde UCH.



sábado, 6 de agosto de 2011

La vocación

—¿A quién quieres más? ¿A mamá o a papá?
La hermana Mercedes disfruta con su trabajo en el orfanato.

Alberto Ramos.


viernes, 5 de agosto de 2011

Acompañame

Me recosté bajo un árbol. La noche fresca se coronaba con la luna partida a la mitad.


Las estrellas centelleaban como puntas de alfileres. Fui cayendo lentamente en el sueño, navegando con una sonrisa.

La sensación de alguna presencia me hizo entreabrir los ojos.

Su pequeño vestido blanco brillaba intensamente. Con mi mano sobre las cejas, exploré con mas detalle la escena: Era una niña de cabellos largos y muy negros, de manos delicadas y ...¡Estaba flotando!.
- Vengo para que me acompañes con Dios.
- Pero.¿Por qué?¿Por qué yo?¿Por qué ahora?.
- Que bueno que decidimos venir a este lugar. Imaginé que lo más romántico eran las playas exóticas.
- Yo no. Todo el tiempo supe que para celebrar el amor, tendría que hundirme en la naturaleza con los árboles, con el sonido de los grillos , con el aroma de las flores y las frutas.
- Eres maravillosa, haz iluminado las recámaras que tenía clausuradas en mi interior. Lograste hacer de mi castillo abandonado, una mansión enorme de sensaciones.
- Vayamos a la sala. Nos esperan el vino y los higos.

Bajamos de la hamaca. Las amarras seguían meciéndose en mi espalda. Entramos a una atmósfera deliciosa: vitrales , muebles de madera, campanas de mimbre, y velas indicando el camino hacia la alfombra donde compartiríamos nuestros cuerpos.

Brindamos por nuestro encuentro, por la bendición de la vida, por esa noche.
- Estoy en mis días fértiles
- Sería magnífico que concibieras.
- Vamos. Que no nos alcance el sol en el intento.

Fue el amor tan intenso como otras veces, pero ahora, algo sublime nos envolvía: la humedad espesa, el olor a leña, su cabello revuelto enlazando mis dedos.

El sabor de los higos combinado con su saliva era un dulce veneno que me adormecía para perderme en ese cuerpo inabarcable.

Quedamos rendidos y abrazados. Mire sus largas pestañas y sentí su respiración pausada. Estaba profundamente dormida. Me levanté, fui por una sábana y cubrí su cuerpo tibio. Tomé mi bata y decidí salir a disfrutar lo que quedaba de oscuridad.

Quería grabar en mi memoria cada uno de los detalles.

Se acercó con sus brazos extendidos.
- Ven. Toma mis manos.
- ¡No!¡No me lleves!. Aún no.
- Quédate quieto. Escucha.
- ¡No quiero morir!. Apenas he comenzado a vivir en plenitud.
- Lo sé, por eso te digo...Acompáñame.
- ¿A dónde?. Dime dónde.¡ Dilo ya !

Me miró profundamente calmando mi respiración y deteniendo por un instante mi corazón. Sentí que en esa tranquilidad se me iba el destello de la vida.
Su voz, de eco lejano, me entregó palabras que cayeron en mi pecho como flores silvestres:

- Cuando mencioné que me acompañaras con Dios, no era para quedarnos con Él , sino para que le pidas permiso de traerme a vivir con ustedes.... Soy tu hija.

Guillermo Osuna.

jueves, 4 de agosto de 2011

Momento crítico

—¡He creado un monstruo! —exclamó el doctor Frankenstein, ufano. Había jugado a ser Dios y había ganado.
La alegría le duró hasta la mañana siguiente, cuando leyó la crítica:
“Se le ven las costuras.”

Alberto Ramos.



martes, 2 de agosto de 2011

La última hoja

—Me quiere, no me quiere, me quiere…
Era un trébol de cuatro hojas.

Alberto Ramos.


lunes, 1 de agosto de 2011

El final está cerca...

El final está cerca...
Entonces debe ser un microcuento...

Hector Ugalde UCH


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