Chu Fu Tze, negador de milagros, había muerto; lo velaba su yerno. Al amanecer, el ataúd se elevó y quedó suspendido en el aire, a dos cuartas del suelo. El piadoso yerno se horrorizó. "Oh, venerado suegro", suplicó "no destruyas mi fe de que son imposibles los milagros". El ataúd, entonces, descendió lentamente, y el yerno recuperó la fe.
Giles.
sábado, 15 de enero de 2011
EL NEGADOR DE MILAGROS
TRANVIA
Por fin. La desconocida subía siempre en aquella parada. "Amplia sonrisa, caderas anchas...una madre Excelente para mis hijos", pensó.
La saludó; ella respondió y retomó su lectura: culta, moderna.
Él se puso De mal humor: era muy conservador. ¿Por qué respondía a su saludo? Ni siquiera le conocía. Dudó.
Ella Bajó. Se sintió divorciado:"¿Y los niños, con quién van a quedarse?"
Andrea Bocconi.
La saludó; ella respondió y retomó su lectura: culta, moderna.
Él se puso De mal humor: era muy conservador. ¿Por qué respondía a su saludo? Ni siquiera le conocía. Dudó.
Ella Bajó. Se sintió divorciado:"¿Y los niños, con quién van a quedarse?"
Andrea Bocconi.
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