sábado, 12 de octubre de 2013

El día que el crimen apareció en Pinkhills

“Sherif en Pinkhills, ¡vaya oficio más aburrido”, gruñó Brent para sus adentros. “Aquí nunca ha pasado nada, ningún crimen qué perseguir…”

La mano que sostenía la navaja de afeitar dejó de hacer su rítmico movimiento en la mejilla. Se miró al espejo. No se reconoció en esa mirada. En su cabeza, como cuando llega la noche, se instaló un pensamiento macabro.

Jesús Cabral
fuente: http://minisdelcuento.wordpress.com/


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