miércoles, 20 de julio de 2011

La rácana

—¿Puedo quedarme con sus juguetes?

—Claro que sí, hijita.


Dolores, recordó las tres inexpugnables estanterías de muñecas que se exhibían en casa de su suegra. Aunque sobre todo rememoró su cofre de joyas y el Mercedes negro, amén de su cuenta bancaria.

—¡Qué lástima de la abuela, morir quemada, con lo que debe doler eso!

—Sí, hijita, así es la vida.

—¿Y todo lo que hay en la casa será para nosotras?

—Todo, hijita, absolutamente todo.

—Dime, mamá, ¿Y cuándo será el incendio?

Álvaro Corcuera Ruiz.

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