jueves, 28 de febrero de 2013

Electra

Hilaria levanta los ojos de la labor y observa risueña cómo Abigaíl, su nieta de seis años, se entretiene recortando una revista.
-Y dime, vida mía, ¿tú qué quieres ser de mayor? -le pregunta.

Abigaíl aplica pegamento al reverso de una modelo en bikini y aplasta el recorte contra un folio en blanco.
-Yo de mayor quiero ser mamá -responde, sin ningún asomo de duda.

Enternecida, Hilaria retoma la labor. Al cabo de un rato, vuelve a levantar la vista.
-¿Y cuántos hijos vas a tener, cielo?

Abigaíl termina de recortar un adonis con chaqué y lo fija junto a la modelo en bikini.
-A mí los hijos me traen sin cuidado -contesta en un tono didáctico, como si ella fuese la abuela, y la abuela una niña-.

Yo lo que quiero es dormir con papá

Ruben Abella 
Fuente:http://bit.ly/XSRAc5


martes, 26 de febrero de 2013

Londres

Tras una nueva bronca con su mujer, Richard salió de casa dando un portazo y se subió al coche. -Esta vez se acabó -se dijo, con la voz enronquecida de tanto gritar.

Condujo a toda velocidad, espoleado por el desencanto. Cerca de Ilford vio un todoterreno estrellado contra un poste de la luz. Se detuvo en el arcén y, olvidando sus propias circunstancias, corrió a echar una mano. El conductor estaba aplastado contra el volante, con el torso hundido y un ojo abierto que miraba ya desde la muerte. Junto a él descansaba un teléfono móvil que, asombrosamente intacto tras el choque, empezó a sonar.

Richard vaciló unos instantes, turbado por las ufanas reverberaciones de la sintonía en el ámbito lúgubre del accidente. Por fin introdujo la mano por la ventanilla rota del copiloto, cogió el teléfono y contestó. -¿Sí? -dijo, con un hilo de voz. -Amor, soy yo. Perdóname. Vuelve a casa, por favor. Te quiero… No pudo escuchar más. Colgó el teléfono y, con un nudo en la garganta, se quedó mirando cómo las primeras gotas de lluvia salpicaban la pantalla.

 Ruben Abella 
 Fuente:http://bit.ly/XSRAc5


lunes, 25 de febrero de 2013

Los mosquitos

LOS mosquitos viven por y para sí mismos. Reducen las mareas y modelan asteriscos de aire con el vuelo. A veces se introducen en las mangueras y las recorren sin tocar una sola vez la goma, y a sabiendas de que en cualquier momento les puede matar una tromba de agua. Un mosquito es un ser valiente por naturaleza, y muy pequeño.

Antonio Pomet 
Fuente:http://bit.ly/XSRAc5


sábado, 23 de febrero de 2013

El pozo

MI hermano Alberto cayó al pozo cuando tenía cinco años. Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa. Veinte años después mi hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a asomarse. En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en el interior. "Éste es un mundo como otro cualquiera", decía el mensaje.

Luis Mateo Díez 
fuente: http://bit.ly/XoWSKm


jueves, 21 de febrero de 2013

La carta

TODAS las mañanas llego a la oficina, me siento, enciendo la lámpara, abro el portafolio y, antes de comenzar la tarea diaria, escribo una línea en la larga carta donde, desde hace catorce años, explico minuciosamente las razones de mi suicidio.

Luis Mateo Díez 
fuente: http://bit.ly/XoWSKm


miércoles, 20 de febrero de 2013

El sueño

SOÑÉ que un niño me comía. Desperté sobresaltado. Mi madre me estaba lamiendo. El rabo todavía me tembló durante un rato.

Luis Mateo Díez 
fuente: http://bit.ly/XoWSKm


lunes, 18 de febrero de 2013

Depresion

Roberta Scalabrini, ama de casa, cuarenta y tantos, empuja su carro por los pasillos iluminados del hipermercado mientras repasa mentalmente la lista de la compra, que olvidó en la mesita del recibidor.

A saber: un paquete de café, dos de arroz, lentejas a granel, zumo de banana, harina de maíz, concentrado de carne, aceite de girasol, leche desnatada, salsa de tomate, queso parmesano, dos piezas de salami, seis tarrinas de yogur con sabor a fresa, sal yodada, fertilizante líquido para las aspidistras del balcón, alpiste para los canarios, paté de carne para el gato, dulces de crema para Renzo, una libreta de hojas cuadriculadas para Sofia, bebidas energéticas para Cosimo, unas zapatillas nuevas para Angelo, dos cajas de cerveza holandesa para su marido, una botella de raticida para ella misma, que tiene planeado ingerir esta tarde de un solo trago, antes de que los niños regresen del colegio. 

Manuel Moyano 
Fuente: http://bit.ly/12HhD6f


sábado, 16 de febrero de 2013

Fan

Parecía imposible, pero Elvis se encontraba allí, delante de mí, haciendo cola en la caja de aquel supermercado. Aunque iba camuflado con unas gafas de sol y una enorme barba gris, hubiera reconocido su rostro incluso bajo un pasamontañas. Le seguí hasta los aparcamientos y, mientras vaciaba el carro de la compra en su maletero, lo abordé.

Naturalmente, negó ser Elvis, pero yo le arranqué la barba de un tirón. Como imaginaba, era postiza. "Entonces, no es una leyenda", exclamé. "¡Estás vivo!" Esa noche bebimos hasta hartarnos. Elvis lo pasó en grande, e incluso interpretó algunos compases de Love me tender, aunque, por la edad, ya desafinaba un poco. Cuando empezó a amanecer, me mostró una navaja medio oxidada que guardaba en su cazadora y me pidió disculpas por tener que matarme, ya que -explicó- necesitaba salvaguardar su incógnito. Le aseguré que lo comprendía, y que, para mí, el haber compartido una velada con él ya justificaba toda una vida. Mi cadáver se pudre ahora en una solitaria cuneta de Oregón, es cierto, pero cuántos querrían haber estado en mi lugar.

Manuel Moyano 
Fuente: http://bit.ly/12HhD6f


jueves, 14 de febrero de 2013

Origen del mito

Ejerciendo de médico en las tierras del Norte, fui reclamado cierta noche de tormenta para atender un parto. En aquel lugar dejado de la Providencia se han visto muchas cosas extrañas, y no me sorprendió que el recién nacido tuviera cabeza de becerro. Recomendé ahogarlo con un almohadón, pero a los padres les faltó valor. El varón creció y, mucho tiempo después, habiendo ya cumplido los quince años, vino a visitarme. Me llamaba "buen doctor", pero había en sus palabras un velo de amarga ironía. Yo no podía apartar la vista de sus astas de toro. "He sabido por mis padres que usted les aconsejó matarme", dijo. "Así es", respondí con todo el aplomo de que fui capaz, pues temía que su propósito fuera vengarse por ello. "Debieron hacerle caso", fue lo único que le oí mugir mientras abandonaba mi consulta. Luego supe que, antes de venir a verme, había corneado a sus progenitores hasta la muerte. También me dijeron que huyó al monte, y que allí construyó una casa de largas e intrincadas galerías para recluirse en su interior. Pero ésa es otra historia.

Manuel Moyano
Fuente: http://bit.ly/12HhD6f


martes, 12 de febrero de 2013

Temor a los vecinos

En un pueblo de la costa este un grupo de niños ve la mítica película de "Los Pájaros", en la que unas aves acechan a los seres humanos que, indefensos y aterrados, al final deben luchar por su vida. Esta noche esos niños no podrán dormir, y al día siguiente llegarán tarde al colegio, al que irán de mala gana, con los malos sueños de la noche aún pegados a los párpados.

En un pueblo de la costa este un grupo de pájaros ve la mítica película de "Los Humanos", en la que unos hombres acechan a las aves que, indefensas y aterradas, al final deben huir si quieren seguir vivas. Esta noche los pájaros no podrán dormir, y al alba faltarán a su cita de piar y construir sus nidos. Aterrados, no verán cómo los niños se van, somnolientos, al colegio.

Ana Tapia

Fuente: http://bit.ly/UccuE6


lunes, 11 de febrero de 2013

Corazón de mandril

RESUELTO el problema de los rechazos, se dispuso que cada humano al nacer tuviera al menos un bebé de mandril como despensa viva de órganos. La población de mandriles creció tanto como la humana. Tenían una mirada sumisa y una actitud alegre que hacía las delicias de los niños. La hija pequeña del presidente del Tribunal Supremo, sin que sus padres lo advirtieran, iba cada tarde a la cabaña de los mandriles, a jugar con ellos o simplemente a decirles hola.

Un buen día su mandril despensa enfermó de los riñones y ella se empeñó en donarle uno de los suyos. Si se contrariaban sus deseos y el mandril moría, la niña corría serio peligro de enfermar muy gravemente, según dijeron los médicos, por lo que sus padres no tuvieron más remedio que dar su consentimiento. La conmoción fue enorme y el sistema entró en crisis.

Juan Pedro Aparicio
fuente:http://www.grupoanden.com/14022/index.html


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