—Lo siento —le dijo el editor—, pero acabamos de cerrar un contrato para publicar un libro con mil dieciocho cuentos.
—¿Todos del mismo autor? —preguntó el escritor.
—Oh, sí. Son del tipo ese que ha inventado el Sudoku de Rubik y el Tetrisudoku… ¡Pero… ¿qué hace?! ¡Deje de darse cabezazos contra la pared, que me la va a manchar de sangre!
Alberto Ramos.