sábado, 8 de noviembre de 2014

El Juez

Un mendigo pedía limosna en la puerta de un restaurante del cual salía un suculento olor a asado de carne.Tirado en la acera, el mendigo se decía lo afortunado que era por poder disfrutar de semejante aroma cada día mientras mendigaba. Un día fue a una panadería, compró una barra de pan y se acercó a la cocina del restaurante para comérsela mientras olía la carne asada. El cocinero, que se dio cuenta de lo que estaba haciendo, le pidió un dinar por cada día que pasase disfrutando del olor que despedía la carne.
Ante la negativa del mendigo a pagar tal suma, el cocinero le llevó ante Yoha, el juez, a quien expusieron los hechos:
-Ese hombre -dijo el cocinero-, se pasa el día disfrutando del olor de mis asados y se niega a pagar por ello.
-¿Y cuánto dinero pides? -preguntó Yoha.
-Un dinar por día -contestó el cocinero.
Entonces Yoha sacó una moneda de dinar de su bolsillo, la tiró al suelo y preguntó al cocinero:
-¿Has oído caer la moneda?
- Sí, señoría -contestó el cocinero.
-Pues considérate pagado -dijo Yoha.

Raghida Abillamaa


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