domingo, 31 de marzo de 2013

Rosas

Soñabas con rosas envueltas en papel de seda para tus aniversarios de boda, pero él jamás te las dio. Ahora te las lleva todos los domingos al panteón.

Alejandra Basualto


sábado, 30 de marzo de 2013

El sillón

Se lo pasaba sentado todo el día, su trabajo al menos así lo exigía. Sólo fue necesario un impulso de sus manos en el sillón de ruedas.

Cesar Antonio Alurralde


viernes, 29 de marzo de 2013

Misterios del tiempo

Cuando el viajero miró hacia atrás y vio que el camino estaba intacto, se dio cuenta de que sus huellas no lo seguían, sino que lo precedían.

Alejandro Jodorowsky

 

jueves, 28 de marzo de 2013

69

Despiértese, que es tarde, me grita desde la puerta un hombre extraño. Despiértese usted, que buena falta le hace, le contesto yo. Pero el muy obstinado me sigue soñando.

Ana María Shua


miércoles, 27 de marzo de 2013

Don Quijote cuerdo

El único momento en que Sancho Panza no dudó de la cordura de don Quijote fue cuando lo nombraron (a él, a Sancho) gobernador de la ínsula Barataria.

Marco Denevi


lunes, 25 de marzo de 2013

Amor 77

Y después de hacer todo lo que hacen se levantan, se bañan, se entalcan, se perfuman, se visten, y así progresivamente van volviendo a ser lo que no son.

Julio Cortázar


domingo, 24 de marzo de 2013

Motivo literario

Le escribió tantos versos, cuentos, canciones y hasta novelas que una noche, al buscar con ardor su cuerpo tibio, no encontró más que una hoja de papel entre las sábanas.

Mónica Lavín


sábado, 23 de marzo de 2013

A primera vista

Verse y amarse locamente fue una sola cosa. Ella tenía los colmillos largos y afilados. Él tenía la piel blanda y suave: estaban hechos el uno para el otro.

Poli Dénalo


viernes, 22 de marzo de 2013

Fundición y forja

Todo se imaginó Superman, menos que caería derrotado en aquella playa caliente y que su cuerpo fundido, serviría después para hacer tres docenas de tornillos de acero, de regular calidad.

Jairo Anibal Niño



jueves, 21 de marzo de 2013

Cuento de arena

Un día la ciudad desapareció. De cara al desierto y con los pies hundidos en la arena, todos comprendieron que durante treinta largos años habían estado viviendo en un espejismo.

Jairo Anibal Niño


martes, 19 de marzo de 2013

Para un tesoro de sabiduría popular

Me dice la tucumana: “Si te pica una araña, mátala en el acto. Igual distancia recorrerán la araña desde la picadura y el veneno hacia tu corazón”.

Adolfo Bioy Casares


lunes, 18 de marzo de 2013

Post-operatorio

-Fueran cuales fueran los resultados -declaró el enfermo, tres días después de la operación- la actual terapéutica me parece muy inferior a la de los brujos, que sanaban con encantamientos y con bailes.

Adolfo Bioy Casares


sábado, 16 de marzo de 2013

El Rayo que cayó dos veces en el mismo sitio

Hubo una vez un Rayo que cayó dos veces en el mismo sitio; pero encontró que ya la primera había hecho suficiente daño, que ya no era necesario, y se deprimió mucho. 

Augusto Monterroso

 

viernes, 15 de marzo de 2013

Minicuento de horror

La señora Smithson, de Londres (estas historias siempre ocurren entre ingleses) resolvió matar a su marido, no por nada sino porque estaba harta de él después de cincuenta años de matrimonio. Se lo dijo:

-Thaddeus, voy a matarte.

-Bromeas, Euphemia -se rió el infeliz.

-¿Cuándo he bromeado yo?

-Nunca, es verdad.

-¿Por qué habría de bromear ahora y justamente en un asunto tan serio?

-¿Y cómo me matarás? -siguió riendo Thaddeus Smithson.

-Todavía no lo sé. Quizá poniéndote todos los días una pequeña dosis de arsénico en la comida.

Quizás aflojando una pieza en el motor del automóvil. O te haré rodar por la escalera, aprovecharé cuando estés dormido para aplastarte el cráneo con un candelabro de plata, conectaré a la bañera un cable de electricidad. Ya veremos. El señor Smithson comprendió que su mujer no bromeaba. Perdió el sueño y el apetito. Enfermó del corazón, del sisema nervioso y de la cabeza. Seis meses después falleció. Euphemia Smithson, que era una mujer piadosa, le agradeció a Dios haberla librado de ser una asesina.

Marco Denevi (Argentina 1922, 1998)


Vis a vis

Con nuestro mecánico de confianza, cuando tocaba la revisión del coche; con el carnicero del barrio, casi todas las semanas; con nuestro profesor particular, la víspera de los exámenes; con el casero, todos los finales de mes; pero cuando más guapa se ponía, era para visitar a papá en un pueblo que se llamaba Visavis.

Luis González Lasierra 
http://bit.ly/X8QiaS


miércoles, 13 de marzo de 2013

Juguetonas

Con nuestro mecánico de confianza teníamos garantizada la diversión. Mi hermana y yo nos turnábamos para achucharle mientras conducía. No podía reaccionar si no se paraba, cosa que le teníamos absolutamente prohibido. Unas veces lo hacía Laura y otras yo. Nos poníamos en el asiento del copiloto y comenzábamos a manosearle. Hasta que no gritaba no cortábamos. Nos amenazaba con parar y nosotras con el despido. Además, nuestro padre lo denunciaría por acoso a menores. Cárcel segura. Seis o siete años, nos había dicho un amigo abogado. Por fin han sido nueve.

Francisco Javier Aguirre González
http://bit.ly/X8QiaS


martes, 12 de marzo de 2013

El accidente

Aquella tarde, papá regresó a la tumba entristecido. Laurita y yo tratamos de convencerle de que era normal. Que después de aquel desgraciado accidente mamá debía rehacer su vida. Gracias a Dios ella no venía en el coche. Papá se sentó en una esquina cabizbajo, sin explicarnos que no le dolía que ella rehiciera su vida, sino que lo estuviera haciendo con nuestro mecánico de confianza.

Luis Fernández de los Muros García 
http://bit.ly/Z9X8yi


domingo, 10 de marzo de 2013

Él

Y además nos hace daño con sus forzudas manos cuando nos alza para girarnos en el aire, pero aún así nos hace reír. La otra tarde, cuando vino a buscarnos al colegio, nuestra hermana rehusó ir con él. No le gustaba que nos tomaran por locos. Al principio fue divertido cuando creían que teníamos poderes, pero recelaron porque no hacíamos milagros. Ella intentó decirles que jugábamos con el hombre invisible, pero siguieron riéndose de nosotros. Aquella tarde, papá, regresó a la tumba entristecido.

Ana Santolaria Barrio 
http://bit.ly/Z9X8yi


sábado, 9 de marzo de 2013

El puzzle

“Igual que lo hacen las ballenas, exacto, tienen pulmones como vosotros, y ahora a la cama", dice papá cerrando el libro. Todas las noches mamá nos reúne en el salón y hace que nos demos un fuerte abrazo, colocando a cada uno de nosotros en el mismo sitio. Dice que nuestra familia es como un gran puzzle de cuatro piezas en el que cada uno ocupa un lugar muy importante. Hoy es papá, por cuarta noche consecutiva, el que trata de organizar el mismo abrazo pero no quiere darse cuenta de que con tres piezas es imposible y además nos hace daño.


Manuel Nicolás Andreu 
http://bit.ly/Z9X8yi



jueves, 7 de marzo de 2013

La sirena justo antes de despertar

Veo junto a su reloj unos números grabados en su piel. Los marco y resulta que empieza a sonarle un hombro. Se lo disloca, ¡cruej! La cabeza del húmero se le queda junto a la oreja, como un teléfono por el que escucho mi voz lejana. Y entonces me responde, con tono de contestador: "Son las seis en punto de la mañana, gracias por utilizar nuestro servicio despertador". Intento hablarle, pero se lo coloca en su sitio y sigue caminando por el embarcadero como si fuese una top sobre una pasarela. Al llegar al borde se tira al agua y se despide con la cola. Igual que lo hacen las ballenas.

Carlos García Burgos 
http://bit.ly/Z9X8yi


martes, 5 de marzo de 2013

domingo, 3 de marzo de 2013

sábado, 2 de marzo de 2013

Guía de extraviados

ELLA y yo nos encontramos una noche en una cafetería. Nunca antes nos habíamos visto, y al poco tiempo ya vivíamos juntos. El piso no tiene más de cincuenta metros cuadrados, pero una mañana no nos encontramos a la hora del desayuno, como era habitual; tampoco en el comedor, sentados en nuestras sillitas de mimbre. Hace tiempo que no coincidimos. Ella habita entre el televisor y el dormitorio, y yo me siento tranquilo a la mesa de trabajo. Algunas noches, cuando todo está a oscuras, y nada parece perturbar la quietud de la casa, creo ver una luz en la ranura de la puerta. Quizá es ella, que trata de comunicarse conmigo por medio de sombras y contraluces. Entonces yo hago por llamar su atención desde el otro lado del pasillo y prendo fuego a mi papelera.

Juan Gracia Armendariz 
fuente:http://bit.ly/Z9X8yi


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