Un hombre con canas tenía dos amantes, una joven y otra vieja. La de más edad, avergonzada de tener trato con uno más joven que ella, cuando estaba con él, no dejaba de arrancarle los pelos negros. La más joven, tratando de disimular que tenía un amante de mucha edad, le arrancaba los blancos. Y así, depilado por turno a manos de una y otra, se quedó calvo.
Así que lo que anda desacompasado es perjudicial.
Esopo (¿Grecia, S. VI a. C.?)
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