A lo lejos se escucharon doce campanadas. Arriba, la luna se distraía mirando las nubecitas negras que pasaban a su lado. Abajo, entre las lápidas, dos espectros hablaban entre sí.
-No me vas a creer, pero tuve un sueño -dijo uno de los fantasmas. El otro lo miró con sus ojos muertos inundados de incredulidad. De su boca salió un suspiro.
-No puede ser -dijo lanzando un aliento de ataúd apolillado.
-Soñé, te lo juro. Ayer al mediodía, en el panteón. Soñé.
-¿Qué soñaste?
-Soñé que estaba vivo, y no sé por qué soñé eso. ¿Serán nostalgias de mi otra vida?
-No, no creo -dijo el otro cadáver, y agregó, espantado-: Temo que sea una premonición.
Julio César Parissi.
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