Todas las tardes pasa un autobús blanco con los niños huérfanos que recogió de la escuela. Me dan tristeza su orfandad y mis brazos vacíos. Algunas veces hacen travesuras. Su capacidad de sobrevivencia es admirable. Siempre que me ven, sonríen. Mientras el autobús se aleja voltean por las ventanillas y sus caritas risueñas alegran por un instante mi ocaso.
Laura Pini
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