miércoles, 11 de septiembre de 2013

El diplomático

Aceptó como era su obligación de diplomático, la invitación al baile de gala de los reyes de Grecia. Pero se las arregló para que el jefe del protocolo invitara también a las numerosas estatuas clásicas que aún no exhibían su ruina en la sombra de los museos. De esa manera pudo soportar el roce de momias vivas cubiertas de finas telas y joyas carísimas, gracias al contacto de lánguidas Venus, de seductores Dionisios, de aristocráticos apolos y de otras no menos agradables presencias enamoradas de la vida.

Heriberto García Salazar 
fuente: http://minisdelcuento.wordpress.com/


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