jueves, 21 de noviembre de 2013

Monstruo

¡Qué feo!
G.O.
 

 ¿Qué puede ser más monstruoso que nuestro propio juicio? Sin ir más allá, el espejo te escupe tus deformidades en la cara por las mañanas y te pregunta por qué chingados no eres normal. Y todos los normales, en todos los espejos, en todas las mañanas, se dicen lo mismo, y son tantos, que ese grito multitudinario te ensordece y te revela que en verdad existe algo más monstruoso: escuchar sus juicios, atrapado en una celda imaginaria, y hacerlos propios.

Guillermo Osuna


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