Zeus, que lanza rayos por medio de las manos de Vulcano, se percató que había dado destino a todos los mortales, menos al soberbio Edipo.
—¿Y qué querrías tú?, dijo el diós queriendo rectificar, por concesión, su olvido.
—¿Yo? ¡Pura madre!
—¡Concedido!
José Jesús Fonseca
fuente: http://minisdelcuento.wordpress.com/
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