Todos los patitos se fueron a bañar y el más chiquitito se quiso quedar. El sabía porqué: el compuesto químico que había arrojado horas antes en el agua del estanque dio el resultado previsto.
Mamá Pata no volvió a pegarle: a un hijo repentinamente único se lo trata – como es natural-, con ciertos miramientos.
Ana María Shua.
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